Fijemos ya nuestra posición
Hoy, ningún cristiano y ninguna iglesia pueden permanecer callados.
Fijemos ya nuestra posición: la que Dios ha establecido en su Palabra.
No se trata de gritar nuestra opinión, sino de proclamar la verdad del evangelio (Mar 16:15).
Tampoco se trata de aceptar como correcto todo y cualquier comportamiento pecaminoso —aun habiendo sido legitimado por un gobierno—, sino de entender que cada quien es libre de elegir continuar por un camino equivocado, pero que aún así, lo que nos corresponde es hablarles de la bondad y severidad de Dios (cf. Rom 11:22), en amor y sin omisiones.
El tiempo se nos agota.
El tiempo se les agota.
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