"El fracaso de la Catedral de Cristal" | Comentarios al artículo de Lucas Leys


El artículo "El Fracaso de la Catedral de Cristal" fue escrito y publicado por Lucas Leys el 2 de abril de 2012. Recientemente ha vuelto a circular en Facebook, recibiendo muchos "Me gusta" y comentarios positivos. En mi humilde opinión, la "crítica" de Lucas queda corta por lo que en algún día de agosto pasado, escribí el siguiente comentario:

Buen artículo, considerando que se escribe desde una perspectiva muy superficial. Lucas Leys se equivoca al decir que los tres errores que menciona, son algunos de los que llevaron a la "caída" de la Catedral de Cristal; realmente son síntomas, nada más.

Lo que llevó a dicho "ministerio" a su punto más alto de éxito (cantidad de gente y dinero) es lo mismo que lo llevó a la bancarrota: el falso evangelio que Robert Shculler predicaba: uno de "autoestima superlativa", como yo le llamo, del "pensamiento positivo" (en otras palabras: lo visualizas, lo crees, lo obtienes), y universalista.

(Esto que recién comenté, se sabe desde los años 80's al menos, así que me parece que Lucas y Dante no son ajenos a esta información y no deberían haberse involucrado con dicho ministerio, a menos que comulguen con dichas creencias erróneas, pero como siempre digo: cada quien su religión, ellos darán cuenta a Dios de sus asuntos; yo "pinto mi raya" —me mantengo separado de ellos—, como diríamos en México).

Pero pasando ese punto, que es el principal, las coincidencias con otros ministerios son muchas en cuanto a los síntomas que terminan por destruir desde un ministerio que pudo haber comenzado de manera sana, hasta a un mal ministerio:

  • La desviación doctrinal del líder (los asuntos que ya mencioné, además de otros puntos).
  • La asociación con otros líderes con doctrinas equivocadas (cesión de autoridad a gente como Dante Gebel).
  • La "construcción" de una "catedral" como símbolo de un ministerio exitoso (que termina siendo idolatría y cuyo mantenimiento termina por absorber la mayor parte del presupuesto de la iglesia).
  • La enseñanza sistemática de "verdades" no bíblicas, como al parecer se dio durante años en la Catedral, con el libro "Un curso de Milagros", además de lo que se enseñaba desde el púlpito y en su programa de TV, "La Hora de Poder".
  • La utilización de fondos para trivialidades (utilización de animales de circo para una presentación, transmisión de programas televisivos, Equipo de video actualizado, por citar algunos ejemplos) en vez de usarlos para la expansión del evangelio verdadero.

En cuanto a no invertir en los jóvenes, bueno, Lucas tenía que decirlo porque el prácticamente vive en y del ministerio juvenil, pero la "inversión" en la iglesia (tiempo, esfuerzo y dinero) se debe hacer para toda la iglesia por igual. El evangelio se propagó en el primer siglo sin necesidad de megaministerios superespecializados en jóvenes, o niños, o ancianos, o matrimonios: tomando lo que leemos del Ápostol Pablo y en el libro de los Hechos, vemos que la iglesia fue alimentada, animada, exhortada y capacitada para la obra del ministerio, a través de la enseñanza de todo el consejo de Dios; la Palabra era suficiente, ¿qué acaso ya no lo es ahora?

(No me mal interpretes, no estoy en contra de atender, bíblicamente, las necesidades de cada hermano y cada grupo —que es todo un tema en sí mismo—, solo apunto al comentario de Lucas en este artículo, que conste).

Hay ejemplos por todos lados (incluido México), como este de la Catedral de Cristal. Más nos valdría poner atención, aprender del fracaso ajeno y corregir, como lo dije hace poco en una reunión en la que participé: los conflictos y problemas que vemos en la iglesia, son solo la punta del iceberg, la causa real es nuestro pecado personal que causa conflictos interpersonales, después, problemas entre grupos de hermanos y, finalmente, caos en la congregación completa. De no corregirse, en ese nivel personal, tanto en la vida de los líderes como en la de toda la congregación, el pecado y los problemas avanzarán inevitablemente como gangrena. Tristemente, en algunos lugares, esta gangrena ya es visible y con tintes de irreversible. ¡Cómo hemos deshonrado a nuestro Señor!

Para concluir este breve comentario: que un ministerio, desde nuestra pobre perspectiva humana, sea próspero (supongo que Lucas se refiere a la cantidad de años, adeptos y dinero), no significa que sea un ministerio que honre y glorifique a Dios, ni que esté cumpliendo con la voluntad de Dios, ni que sea de bendición del Señor para los simpatizantes de dicho ministerio. Solo un ministerio que tiene como centro a Cristo y como única regla de fe y práctica a la Palabra de Dios, es un ministerio que honra al Señor, sin importar cuanto haya crecido en número, cuantos bienes hayan pasado por sus arcas y cuantos años tenga de permanencia.

"Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales" (1 Timoteo 6:3-5).

"Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio" (2 Timoteo 4:5).

"... habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina" (Tito 2:1b).

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Imagen original de fondo: Museum Wales