Ahora que te conviertas en celebridad
Mi hermano, cuando la fama te empiece a llegar por tus predicaciones,
artículos, comentarios, estudios, podcasts, imágenes o lo que sea que hagas y
publiques, ya sea en Facebook, Instagram, YouTube o cualquier otro medio o red
social, ten cuidado de no perder el piso. Harás bien en recordar lo que citara
el Rev. Andrew Murray en su libro "Humildad: La belleza de la santidad":
“¡Qué grande es Dios!
¡Qué pequeño soy yo!
Perdido, tragado en la
inmensidad del Amor.
Ahí solo Dios, no yo”.
Que Dios nos enseñe a creer que
ser humilde, no ser nada en Su presencia, es el logro más elevado y la
bendición más completa de la vida cristiana. Él nos dice: “Yo habito en la
altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu”. ¡Que esa
sea nuestra porción!
“Más vacío, más humilde,
Más miserable, desapercibido y
desconocido,
Y ser para Dios un recipiente más santo,
¡Lleno de Cristo y
solo de Cristo!”
Si eres un seguidor de Jesús, un cristiano nacido de nuevo, ¿entonces por qué
no seguir su ejemplo y no el de las celebridades humanas?
Así vivió:
"Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es
el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve" (Lucas 22:27, énfasis mío).
Y esto enseñó:
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:29, énfasis mío).
"y el
que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo" (Mateo 20:27, énfasis mío).
¿Realmente sigues a Jesús? Entonces, cuando la fama toque a tu puerta, en vez
de correr a abrir...
¡Corre a Cristo y continúa tu labor!
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